jueves, 6 de octubre de 2016

Transilvania

Transilvania


Transilvania, la región más misteriosa de Rumania, a tan sólo dos horas en coche de la capital Bucarest, se alza en el centro del país rodeada por los montes Cárpatos. Un lugar perfilado por abruptas montañas, extensas autopistas vacías, profundos valles y espesos bosques envueltos en un aura enigmática. En Transilvania historia y leyenda van de la mano. Conocer esta zona supone adentrarse en la tierra del príncipe de las tinieblas, Vlad III de Valaquia, más conocido como Drácula. Un hombre cruel, aterrador y temible que fue transformado en leyenda gracias al escritor Bram Stoker.



Transilvania (en húngaro, Erdély, en rumano, Transilvania o Ardeal) es una región histórica localizada en la parte centro-noroccidental de la actual Rumania. Fue constituida tras las derrotas de Austrohungría en la Primera guerra mundial y de Hungría en la Segunda guerra mundial. Está rodeada por los Montes Cárpatos. La capital tradicional de la región, Alba Iulia, está situada en la meseta del mismo nombre, mientras que Braşov y Sibiu, dos de las principales ciudades, están al pie de los Cárpatos.



Vampiros en Transilvania

Existen miles de historias de vampiros y vampiras provenientes de Transilvania, propiamente del país de Rumania.
Esta nación está al lado de varios países eslavos, por lo que no es difícil pensar que los vampiros rumanos y los vampiros eslavos son similares en las descripciones de leyendas.




En la tradición rumana, los nombres que le dieron a los vampiros son:

Strigoi (plural: Strigoi)
Moroi (plural: Moroii)
Varcolac (plural: Varcolaci)
Pricolic ( plural: Pricolici)

Todas estas palabras sirven para describir la esencia del vampiro, sin embargo, cada uno de estos términos tienen diferencias al describir el comportamiento o poderes de los vampiros.



Los vampiros de Transilvania se comportaban como otros vampiros de la época. Regresaban de la muerte para matar ganado, y al mismo tiempo se acercaban a sus parientes cercanos para aterrorizarles. Cuando los aldeanos habrían la tumba de un vampiro, lo encontraban a este con la boca llena de sangre, y algunas veces lo encontraban con pedazos de personas a medio comer.
La Iglesia también se metió en el asunto de matar vampiros. Habían muchas creencias y supersticiones, como el uso de las cruces y el agua bendita. Pero los métodos favoritos era cortarle la cabeza al vampiro, y echarle fuego. Incluso hubieron personas que, para estar totalmente seguros que el vampiro no vivía, le disparaban al cuerpo con una pistola.
Ejemplos de historias de vampiros de Transilvania lo podemos encontrar en relatos como “El Vampiro en Europa” por Summers Montague. Este escrito describe en su mayoría el folclore de Rumania. 


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